SOMOS LA SALLE
Este año celebramos el 300 aniversario de la muerte de nuestro fundado San Juan Bautista. De entrada, hablar de 300 años es hablar de fidelidad. De un proyecto que ha perdurado en el tiempo, a lo largo de dificultades y que se ha mantenido fiel a su espíritu. Hermanos y seglares, como comunidad lasaliana, hemos ido conformando el proyecto al ritmo de las necesidades de los tiempos.
A lo largo de 300 años el Proyecto lasaliano ha ido variando en su expresión, llenándose de vida y de creatividad. Un Proyecto que hoy se descubre heredero de la modernidad del siglo XVIII, pero que ha ido modificando sus claves para responder a las necesidades de los niños y jóvenes de cada época. Se puede hablar pues de innovación, de creatividad, de centrarse en la persona y sus necesidades.
La obra de San Juan Bautista de La Salle encierra:
- Un corazón: donde sigue vivo el Proyecto Lasaliano palpitando al ritmo de los acontecimientos y donde lo que guarda el latir de su actualidad es un proyecto que “tiene corazón”. O utilizando las palabras del Hno. Superior en su mensaje a todos los lasalianos: “Un corazón nos recuerda que, como educadores, tenemos la responsabilidad de mover el corazón de los niños. Y que, al igual que los primeros Hermanos, somos comunidades de educadores asociados de corazón”.
- Un compromiso: manifestado a lo largo del tiempo, trasmitido de unos a otros a través de los años y que ha sabido encarnar en el corazón comprometido de muchos educadores, entregándose sin reservas a dinamizar el Proyecto. O, utilizando de nuevo las palabras el Hno. Superior: “Un compromiso, que renueva nuestra llamada a proporcionar una educación humana y cristiana a los pobres, a los jóvenes y adultos confiados a nuestro cuidado y a tratar de ser buenos educadores en todo lo que hagamos”.
- Una vida: porque no es estructurada lo que se transmite. Es vida entregada, que permite perdurar en el tiempo, aunque sus protagonistas iniciales ya no estén. Es vida sembrada que hace fructificar en corazones comprometidos, devolviendo nueva a vida a otras personas enamoradas del proyecto lasaliano, así como a los destinatarios del mismo. Por eso, en palabras del Hno. Superior: “Una vida, que expresa nuestra esperanza en el futuro de la misión lasaliana y hace evocar cómo debemos seguir los pasos de JBS, respondiendo a los llamamientos de Dios en nuestra vida, como lo hizo JBS en su época”.